¿Por qué una campaña contra el consumo de huevos de tortugas marinas?
“Al que saca y no echa se le acaba la cosecha” (Palabras de un comunitario en un taller en Chacocente)
Nicaragua, nuestro pequeño y hermoso país, atraviesa por innumerables retos para mejorar su nivel de desarrollo humano y salir de la pobreza. Dentro de ese gran desafió se encuentra implícita la premisa de lograrlo a través del uso sostenible de una de nuestras mayores riquezas, nuestros recursos naturales; cada vez somos más los que entendemos que solo así es que aseguraremos para nuestras futuras generaciones un mundo en el que sea posible vivir dignamente.
Las tortugas marinas son un elemento valioso de nuestro patrimonio natural, cinco de siete especies de tortugas marinas que habitan la tierra visitan nuestras costas, pero además de su rol ecológico, las tortugas han jugado un rol muy importante en nuestros medio sociocultural desde la era precolombina.
Desafortunadamente todas las especies de tortugas marinas se encuentran en peligro de extinción, y no es muy probable que estos reptiles sobrevivan muchos años más, si es que el ser humano no cambia los patrones de uso que sostiene sobre ellas y sus ecosistemas. Todo esto ha convertido a la conservación de las tortugas marinas en un símbolo que va más allá de la mera conservación de ellas mismas. Para muchos este es uno de los últimos frentes de batalla, un desafió que permitirá demostrar si el ser humano es capaz de conservar sus océanos o en su defecto de destruir gradualmente cada una de sus riquezas hasta que ya no quede nada.
Todas las especies de tortugas marinas se encuentran en peligro de extinción y en este momento la extracción de huevos de tortugas en Nicaragua es ilegal todo el año (Resolución Ministerial 43-2005 ratificada en el 2007).
Debemos reconocer que el consumo de huevos de tortugas marinas ha sido una actividad común en todo el Pacífico de Nicaragua. Los huevos de tortugas marinas son apreciados por su sabor, pero también por la creencia equivocada de que tiene poderes afrodisíacos*. Esto ha generado una gran demanda en las ciudades lo que a su vez ha motivado la extracción irracional en las playas de anidación. Afectando de esta manera la capacidad reproductiva de las tortugas marinas impidiendo su recuperación e incrementando las posibilidades de extinción.
La extracción irracional se observa claramente en las playas de anidación solitarias que se encuentran fuera del sistema de áreas protegidas, donde cualquier nido es extraído. También la demanda de huevos ha fomentado la práctica extremadamente nociva del capamiento, por la cual algunos pescadores capturan a las tortugas en mar y las matan con el solo objetivo de sacarles sus huevos y luego descartar el resto del cuerpo. Aun dentro de las áreas protegidas, la presión de recolección de huevos es bien alta, por lo que el gobierno y organizaciones comanejantes tienen que invertir numerosos recursos para asegurar la protección de las playas.
Durante varios años se intentaron medidas como el establecimiento de sistemas de vedas parciales y un aprovechamiento controlado en playas de arribada. Pero todas estas medidas no lograron controlar la presión sobre el recurso, los robos de nidos continúan e incluso sucedieron invasiones a las playas de anidación en las que se saqueaba indiscriminadamente la mayor parte de los nidos de la playa. Todo esto para satisfacer la gran demanda existente en los centros urbanos.
De ahí la necesidad de lograr un cambio de actitud que ayudara a reducir la demanda y así proteger las tortugas marinas. Nadie puede beneficiarse con la extinción de las tortugas marinas. Y la mejor manera de asegurar que nazcan tortuguillas en las playas es no comiendo sus huevos.
* En realidad los huevos de tortugas poseen 10 veces más colesterol que los huevos de gallina, y por tanto su consumo excesivo puede acarrear serios problemas a la salud
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